Las lesiones musculares son uno de los principales problemas a los que se enfrentan los deportistas, especialmente los de alta competición. Uno de los grupos musculares más sensibles a este tipo de lesiones es el de los llamados isquiotibiales, que se alojan en la parte posterior de la pierna y que trabajan especialmente en situaciones de sprint.
Para trabajar estos músculos y prevenir posibles daños es importante el entrenamiento mediante ejercicios de tipo excéntrico, que generan tensiones a partir del estiramiento, como sucede por ejemplo con los ejercicios llamados de “peso muerto”. Sin embargo, un entrenamiento intensivo puede ocasionar también un cierto daño muscular, que es preciso vigilar para reducir al máximo el riesgo de lesión.
Recientemente, varios miembros del equipo médico del F.C. Barcelona han participado en un estudio en el que analizan la variabilidad individual de este daño y su seguimiento mediante diferentes técnicas diagnósticas. El trabajo ha sido publicado en la revista Frontiers in Physiology.
Ejercicios excéntricos: unas “vacunas” bajo control
“Los ejercicios excéntricos son una buena estrategia de prevención de lesiones”, afirma Gerard Carmona, investigador del Área de Rendimiento del FC Barcelona y en la Escuela Superior de Ciencias de la Salud TecnoCampus y primer firmante del artículo. Al realizarlos, “se desencadenan procesos de adaptación que protegen al músculo: funcionan como una especie de vacuna”. Sin embargo, conviene vigilar los efectos de este entrenamiento, porque según las características individuales o el estado físico de cada deportista podría no tener los beneficios prometidos.
“El propósito del estudio”, resume Carmona, “era clasificar a las personas según el daño muscular ante la práctica de un ejercicio excéntrico de alta intensidad”.
Para ello, trece voluntarios realizaron seis series de diez repeticiones de un ejercicio de “leg-curl” a intensidad supramáxima, en el que el peso se subía de forma externa y ellos debían bajarlo gradualmente durante tres segundos. Antes y después del ejercicio y durante siete días se analizó la capacidad de generación de fuerza (FGC, por sus siglas en inglés), se determinó la concentración de diversas enzimas musculares en sangre (que dan una medida del daño muscular) y se realizaron resonancias magnéticas funcionales que permitían localizar los músculos que más habían trabajado.
Resultados y conclusiones del estudio
Tanto la disminución en la capacidad de generación de fuerza como el aumento de enzimas musculares en sangre determinaron que podían establecerse dos grupos de personas según su respuesta muscular: los que respondían con un gran daño y los que lo hacían con un daño moderado.
Los que menos acusaron el ejercicio fueron los que mayor actividad física de base realizaban, incluyendo deportes en los que son frecuentes los momentos de sprint. Sin embargo, “había una gran variabilidad en la respuesta, incluso en aquellos que tenían un nivel de base muy parecido”, puntualiza Carmona. Destaca, además, una de las contribuciones añadidas del trabajo:
“La disminución de la capacidad de fuerza es muy similar al aumento de las enzimas musculares, por lo que serviría para hacer el seguimiento del daño de manera mucho más sencilla y sin necesidad de hacer extracciones de sangre”.
El estudio permitió también conocer “la dinámica de reclutamiento muscular de este tipo de ejercicio”, los elementos que más intervienen al realizarlo. Aunque se habla del término genérico “isquiotibiales”, en realidad se trata de un grupo formado por cuatro músculos diferentes: semimembranoso, semitendinoso y bíceps femoral, que cuenta con una porción o cabeza corta y otra larga. “Vimos que, si ya hay fatiga o daño muscular previo, el ejercicio incide especialmente sobre el semitendinoso, o que incluso puede hacerlo sobre la cabeza corta del bíceps”, asegura Carmona. En esos casos, que podrían detectarse simplemente porque no hay una recuperación completa de la fuerza a los tres días del ejercicio, “este podría aumentar el riesgo de lesión y sería conveniente realizar otro ejercicio diferente o, muy posiblemente, pautar un periodo de descanso”.
El equipo de Barça Innovation Hub
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